domingo, 4 de enero de 2009

PAQUETES Y OLÉ!

No se vosotros pero yo, a estas alturas de la película, o sea, a las fechas que estamos, tengo una habitación de la casa llena de paquetes. A la mayoría les falta el bonito papel de envolver así como la etiqueta con el nombre del destinatario. Todos los años me pilla el toro y me encuentro el día 5 por la noche, a las tarantas y otras tantas, ayudando a Melchor, Gaspar y Baltasar a rematar su faena empaquetadora. Tijeras, trozos de papel y cinta adhesiva (antes conocida por "cello" pero nos hemos vuelto muy finos), repartidos por el suelo y yo, prácticamente en posición de besar el ídem, envolviendo esas cosas que "hacen mal paquete" (con perdón) y que siempre acaban rompiendo el papel por una esquina y tienes que volver a empezar. Como soy ya mayor, empiezo a pensar que los Tres Reyes Magos, en lo tocante a envolver, son un tanto incompetentes. Ellos quizá no, pero he llegado a la conclusión de que no saben mandar a nadie medianamente curioso que lo haga. Otros años, era distinto pero este, por la crisis que según algunos NO EXISTE (hay que tener valor!) no han debido de contratar al adecuado personal para el aburrido menester empaquetador así que nos tendremos que arreglar nosotros mismos echando una mano. Lo malo es que se acerca el día y yo, con estos pelos y la tarea a medio hacer. ¿Y si se me olvidó incluir a alguien en la carta? Todos los años la misma angustia. Por eso suelo pedir a los Magos algún regalín complementario de comodín, por si los olvidos, que un año me pasó (lo del olvido pero puedo decir en mi descargo que era muy joven), y entonces juré, como Escarlata O'Hara, que NUNCA MÁS.

Consejo culinario: Si alguna vez se te quema el guiso (carne, lentejas o similar) NO LO REVUELVAS. Mete, INMEDIATAMENTE, la olla en agua fría, mismamente en el fregadero, y sin rascar el fondo, saca lo que no esté pegado a otra olla y verás como no queda nada de sabor y nadie se entera del desastre. Eso sí, perderás una ración.

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