domingo, 15 de febrero de 2009

AL FIN LIBRE DE OTRA ATADURA

Lo bueno de cumplir años es que una se va librando de ataduras que lleva arrastrando toda la vida, "a lo fato", que diríamos por esta tierra. Y mira que tardé en darme cuenta! Siempre intentando agradar a todo el mundo hasta que te das cuenta de que eso es misión imposible. Ese día sientes un relax y una felicidad tal que te apetece tirar cohetes (a mi por lo menos). Así que como soy muy de cosas redondas, el día que hice 40 años me desperté por la mañana con una extraña y placentera sensación. No sé porqué pero, nada más abrir los ojos, me dije a mi misma: se acabó decir "si bwana" a todo el mundo. Y ahí comenzó mi campaña de entender que jamás podría gustarle a toda la humanidad. Es más, había parte de la humanidad a la que no quería gustarle yo y, de llegar a gustarle a esa parte de la humanidad, empezaría a preocuparme seriamente. La limpieza, como es obvio, empezó en mi propia casa, así que aquel primer marido que entonces tenía, como todavía estaba en garantía (eso si, a punto de caducar) lo devolví con su madre que era (y es) una santa. Seguí con los allegados y empecé a cantar las 40 cada dos por tres con la intención de que, ya que yo no me metía con nadie, dejaran de meterse conmigo, mi vida, mi aspecto, si llevaba el pelo largo o corto, pantalón o falda, si entraba o salía, cuándo y con quién, etc... porque, inevitablemente (seguro que tenéis a alguien cerca que ejerce de Pepito Grillo y no os deja vivir), hay una pequeña parte de mi familia que desde que nací sabe lo que me conviene (yo no, según ella, porque no hago nada a derechas), lo que debo hacer y lo que no. Es más, TODO lo hago fatal y, encima, me río y me divierto. ¡El colmo! ¿Cuándo se vio? Con lo seria que es la vida! Pues mira, yo no he venido aquí a sufrir, vine a aprender y cuando me vaya, quiero marchar con el diploma en la mano y, a poder ser, con nota alta. Y para eso no queda más remedio que tomárselo todo con dosis de humor aunque traten de pisarme los callos que, afortunadamente, no tengo. Diréis que escribo bobadas pero es que para escribir en serio hay mucha gente sesuda que sabe muy bien lo que se dice (o no?) y a estas horas que escribo yo me parece terrible repasar los horrores del día, política incluida, así que prefiero contaros las bobadas que se me ocurren (otro día os contaré como me liberé de la faja, también con la familia en contra, faltaría más!)
Consejo culinario: si quieres que el bizcocho te quede más esponjoso, añádele dos claras más (independientemente de los huevos que le pongas) y bátelas con el azúcar. No hace falta que las pongas a punto de nieve. Quedará más ligero.

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