domingo, 30 de noviembre de 2008

POINSETIAS

Hoy por la mañana llamó un señor por teléfono, con voz ronca, preguntando por mi: Mire, es que tengo que llevarle un regalo. NO es ninguna broma, ¿Va a estar en casa ahora? Si, por supuesto. Total que, a los 10 minutos llegó el señor y me atizó un tiesto con dos poinsetias (vulgo FLOR DE PASCUA) la mar de aparentes. Y claro, de repente, me topé con la Navidad que ya se que está a la vuelta de la esquina pero se me hacía todavía un poco lejana. Así que al hilo de eso y, mientras me duchaba, empecé a verme a mi misma de pequeña cuando en casa la Navidad era un acontecimiento. Lo que más me la recuerda es el olor de la remolacha cuando se cuece porque en casa no podía faltar la ensaladilla rusa (que era contundente y con abundante mayonesa) porque si no, para uno de mis hermanos no había fiesta. Y después de cenar, a cantar villancicos los cinco hermanos (unos con mejor fortuna que otros pues hay dos que desafinan bastante porque tienen un oído aquí y otro en Chile y siempre el: "te fuiste de tono" acababa con la reunión. Bueno, no, la reunión acababa a las 3 de la mañana comiendo espárragos Muerza de los gordos, de los de la lata ovalada, vamos). Pasaron los años y muchas cosas (lo de llevarse bien o quererse por decreto, sólo porque es Nochebuena, lo llevo fatal) pero ahora, con la llegada de nuestro primer nieto vuelve la Navidad a casa y ya se pueden preparar porque hace unos años, me disfracé de "papá noel" para dejar unos "detallinos" en el árbol. Al año siguiente creyeron que iba a hacer lo mismo pero na-nay: me había comprado en Córdoba un delantal de faralaes y allí que aparecí con las castañuelas cantando un villancico sevillano para horror sobre todo, de mi hija: Ay! Señor! Con una madre así no voy a tener novio en la vida". Mentira. Lo tuvo y bien guapo y con él está felizmente casada. Así que ya tengo que ir pensando en nuevas aventuras navideñas y ocurrencias varias para sorprender al personal (y la familia, horrorizada!)
Consejo culinario: Si haces sopa para Navidad puedes ponerle, en vez de los clásicos curruscos, fritos de clara de huevo: bates una clara a punto de nieve con un poco de sal. Pones una sartén pequeña al fuego (no frías muchos a la vez porque se "arrebatan" rápidamente). Una vez que el aceite está caliente, coges un poco de clara batida con una cucharita de postre y vas friendo. Los pones sobre papel absorbente de cocina (que yo llamo mata-trapos) y los sirves con la sopa.

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