jueves, 1 de enero de 2009

FELIZ AÑO NUEVO!

Dice mi marido que a mi no me pasan cosas normales. Algo de verdad debe de haber en esa afirmación porque tengo que reconocer que mi vida, a veces, es singular. Anoche celebrábamos el fin de año. Venían los hijos, el yerno, el nieto (a dormir porque con sólo 8 meses no lo vamos a sentar a la mesa, darle las uvas y la copa de cava de rigor, evidentemente) y una hermana de quien suscribe. Todo empezó muy guapo y muy precioso porque desde que inauguré la táctica de recibir al personal con "Agua de Valencia" y tratar de que, desde el principio de la velada cojan una semi-moña simpática, la gente sonríe sin parar y va todo como la seda. Pues así iba todo de guapo hasta que nuestro bebé empezó a despertar y nos dimos cuenta de que tenía fiebre. Total que nada más sonar las 12 campanadas dispuesta la mitad de la reunión a ir con el bebé al médico porque había vomitado dos veces, la fiebre seguía subiendo y los padres, primerizos que son, empezaba a entrarles el susto en el cuerpo, para no perder la tradición tiré el contenido de la copa de champán por la ventana para felicitar el año al mundo entero y la reunión se disolvió. Me quedé esperando noticias y recogiendo la mesa y los desperfectos (puñeteros! de la exquisita Agua de Valencia no quedaba ni la muestra!). Entonces me di cuenta que la mayoría no había ni tomado las uvas. En realidad no le doy la más mínima importancia porque a nosotros nos gusta empezar el año tomando, en vez de 12 uvas, 12 trocinos de manzana. Se comen mucho mejor y... hay algo más asturiano? Todo empezó un año que volvimos de viaje el mismo día 31 y claro, con las prisas, se me olvidó comprar las uvas. Como me encanta llevar la contraria, no dije ni mu y preparé los platitos con 12 pedazos pequeños de manzana bien fríos. Les encantó y ya no volví a comprar uvas, hasta este año porque venía mi hermana y no era cosa de asustarla. Pero visto el resultado, no pienso traer más uvas y volveré a la manzana que siempre nos ha dado suerte. A todo esto, las fiebres del bebé, tal y como yo esperaba, tenían su explicación: Al Bebé le ha salido SU PRIMER DIENTE! así que aquí, todos contentos, damos por bien empleado el sofocón y lo consideramos el primer regalo del año 2009! (Mira que si dentro de poco descubren como hacer que cada vez que se estropee un diente nos salga otro tan guapo, como a los roedores... No hay que perder la esperanza pero los expertos en implantes ya podrán ir buscando otra manera de sacarnos los cuartos que seguro que la hay y la encuentran)
Consejo culinario: Para que los caldos, sopas y estofado de legumbres quede suave, hay que espumar, espumar y espumar. Es decir, dejar al principio que rompa el hervor fuerte y retirar con la espumadera toda la espuma y las impurezas que vayan saliendo a flote hasta que el líquido esté completamente limpio. Quedará todo más suave y, sobre todo, más sabroso. Probad!

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